martes, 31 de julio de 2018

La insoportable inmensidad de La Grieta

¿De qué lado estás, chabón?

Hagamos un ejercicio mental. Supongamos que soy católico. En los papeles, todo bien: amar al prójimo, darle de comer al que tiene hambre y abrigo al que tiene frío. ¿Quién puede estar en contra de estos actos tan nobles como humanos? Como soy católico creo en lo que dice mi Santa Iglesia Católica. La Santa Iglesia Católica, por ejemplo, considera que el aborto es una gran ofensa a Dios pues consiste sin duda en el asesinato puro y duro a lo más inocente que se puede concebir en el imaginario popular, un pobre bebé indefenso que quiere salir a la vida para llevar la luz de Dios al mundo. Como soy católico y creo que el aborto no puede ni debe tener lugar en la sociedad que Dios ha planeado, no puedo apoyar a los políticos que siquiera piensen en discutir una ley que lo legalice, entonces apoyo a los conservadores, por ejemplo, a Massa o Macri y hago bandera de los partidos políticos que los tienen como candidatos, lo que significa que, como tengo empatía con ellos porque no están a favor del aborto al igual que yo, apoyo todo lo que hacen. Es así que defiendo a capa y espada al tratado entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional, la reducción del poder adquisitivo de los jubilados, la privatización de las universidades, la flexibilización laboral, la militarización de la policía y la policización de los militares y etcétera.