jueves, 19 de abril de 2012

Simón dice... Para llevarte a vivir

¿Nunca les paso que alguien se les adelanta?

Hace un par de meses, en una ciudad lejana de un país caluroso, conocí una mujer de esas que uno se cruza fugazmente en la vida y como un castigo de la historia nunca la vuelves a encontrar y por supuesto, no puedes olvidar. 

Hay imágenes entrecortadas de su sonrisa, de sus brazos, del viento que acomoda su pollera colorida con un parque verde de fondo, de su voz curiosa y cálida, de su modo de mirarme, cautivante. De aquél día que pasamos juntos (el único día en toda nuestra existencia) hablando de bandoneones y de ideologías, pero prestando atención al minúsculo detalle de nuestras reacciones, como si los bandoneones y las ideologías hubiesen sido el único motivo que encontramos para concentrarnos en nosotros.  ¿Nunca les ha pasado eso?

Claro, mantenemos contacto, claro, nos deseamos los buenos días y las buenas noches, por supuesto que nos mantenemos al tanto del examen, de la visita al médico, de la reunión con amigos, de los trámites diurnos y los viajes nocturnos. Nos imaginamos que nos queremos, que cenamos o desayunamos, que ella va preparando la cena, que llevo el vino. "¡¡No te demores!! que los tallarines se enfrían, no te olvides de traer el queso rallado que ayer se ha acabado". Dos mil kilómetros nos separan, y unas vida que demasiado seguros nos mantienen. Pero la historia es hermosa, tanto que merece ser contada.

Me gusta escribir, me encanta contar las cosas de un modo propio. Hace meses que quiero decirle como, cuanto la quiero, pero parece ser arriesgado. Alguien alguna vez me dijo que uno no debería quedarse con los "que hubiera sido si..." así que lo que quiero decir, lo que siento va tomando forma, se va materilaizando en mí. Me animo a sentir, me animo a quererla, a extrañarla, a pesar de que sé que en mucho tiempo me tendré que conformar con algun mensaje digitalizado o esas locas llamadas en que uno intenta ser natural, espontáneo, cómico, buena persona. Pero las conexiones satelitales te roban el mirar, el sonreir, el tocar una mano accidentalmente simulando que buscas la sal en el mismo momento que ella.

Quiero decirle tantas cosas que las palabras se amontonan, como aquellas personas desesperadas que se atormentan por escapar de un edificio que es está derrumbando. Quiero decirle que la quiero con tantas palabras, de tantas formas, que las palabras no me salen. Hay veces que me conformo con decirle que me encanta, que me sorprende, que la admiro. ¡Que mediocre! ¡No puede ser que duerma ese sentimiento con palabras tan pensadas!. No puede ser que mi manera de no arriesgarme sea intelectualizando mis sentimientos, como pasándolos por un filtro que los amortigua.

Hoy  me sentí ultrajado, robado por uno de los más grandes músicos que he escuchado en mi vida. ¿Nunca les pasó que escuchan una canción y es exactamente lo que sienten por una persona? tanto, pero tanto que saben que, de haber pasado un par de días o semanas esa canción hubiese sido suya. Eso me ha sucedido con esa niña y con una canción. Siento que ya es al vicio escribirla, porque ya alguien lo hizo, pero estoy feliz como pichicho con dos colas porque dice exactamente lo que yo le quiero decir. Como si el autor me hubiese espiado los sentimientos una noche, como un ladrón profesional que sabe mirar el corazón de quien piensa plagiar.

Gracias a Javier Rubial, por escribir lo que sigue,  y al Popi, que con su tonada lo dice con la erre que me caracteriza.

De lo dicho sin pensar, 
de lo que callo y no digo, 
de las cosas por pasar, 
de las trampas del azar, 
de las cartas del destino, 
tengo un lápiz colora'o 
con un librito guarda'o 
para escribirlo contigo. 

Si la suerte inoportuna 
te jugara una encerrona, 
si no hay salida ninguna, 
si la gracia y la fortuna 
se apartan de tu persona, 
tengo un farolillo verde 
por si de noche te pierdes 
y la luna te abandona. 

Tengo la rosa de oriente, 
el oro del sol naciente 
y lo que quieras pedir. 
Tengo el mapa del tesoro, 
tengo el palacio del moro, 
para llevarte a vivir. 

De todo lo que besé, 
no doy beso por perdido, 
pa que me vuelva a morder 
con la locura de ayer 
tu boca contra el olvido. 
Guardo un beso de reserva 
para rodar por la hierba 
cuando te vengas conmigo. 

El sur que te prometí 
tiene al sur otra frontera, 
las cuerdas de mi laúd 
siguen buscando la luz 
más al sur de la quimera. 
Tengo una playa desierta 
y una calesa en la puerta 
para lucirme a tu vera.

Y pa´que quien lo viera también lo escuche, ahí va la ayuda:


http://www.youtube.com/watch?v=wKaPuarpb2g&feature=related

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