Esto es algo muy viejo, tal vez de hace unos 10 años atrás, en uno de esos enamoramientos fugaces que uno nunca se anima a confesar.
Quisiera
tocarte con mis palabras,
sin intenciones de poesía,
hablar sobre cometas,
sobre canciones o herejías,
pero solo un objetivo represento:
que esta tinta no sea en vano,
y leas estos renglones para descubrir mis
sentimientos.
Quisiera
que veas que no soy nada de otro mundo,
no bailo como travolta,
ni visto cual Pettinatto,
no canto como Gardel,
no tengo buena cordura
y nada vale mi musculatura,
pero simplemente deseo que observes,
sin razones ni emociones,
lo
mas profundo de mi persona
para que conozcas a este imbécil,
fruto de un sufrimiento,
que se ha aislado de tal manera
que no acepta ni su postura.
Y ahora si,
que ya has conocido mi interior,
me animaría a decirte algo mas
convincente,
tal vez te escriba una poesía,
de un tipo llamado Vicente
que se ha enamorado locamente
de una niña muy decente
y no se anima a declararse,
ni
siquiera a invitarle un café,
o un helado,
por miedo a ser rechazado
por esta maravillosa señorita
que tanto lugar a ocupado
en su corazón; y en su mente.
Y
ahora si,
ya me despido,
con menos esperanzas que antes,
porque estoy completamente seguro,
que jamás reuniré las fuerzas suficientes
para regalarte unas palabras,
que expresen algo mas que un poco de amistad,
por miedo a ser pisoteado,
al mostrarte mis sentimientos
daguerrotipados en tinta y papel
sin mas valentía,
que un intento de poesía.
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