jueves, 15 de diciembre de 2016

Sólo se que no se nada.

Prácticamente he vivido todo mi vida en Argentina, en diferentes ciudades. Quienes son mis amigos cercanos ya estarán cansadísimos de escuchar la historia de mi vida, así que resumo: Soy de Tucumán, pero todo el 2010 y 2011 viví en Buenos Aires (me sorprendo a mi mismo de mi capacidad de síntesis). En aquellos años conocí una de esas personas que luego sería una gran amiga el resto de mis años: Belén. De profesión psicóloga y de mi misma edad, nos conocimos militando en la Iglesia.

Recuerdo que las principales reuniones en la iglesia eran los sábados por la tarde (probablemente aún lo sigan siendo), donde aprendíamos la historia de la Iglesia católica y las propuestas del catecismo. Naturalmente, luego de esas dosis de modestia y de normas de la buena conducta, necesitabamos huir a todo vapor a tomar alguna cerveza en el bar más cercano. Uno de esos sábados pasamos frente a un lugar de venta de computadoras y todo tipo de dispositivos electrónicos, a lo que yo me quedo miroteando (como todo buen varón) pues andaba queriendo una nueva notebook. En una de esas veo un disipador de aluminio para PC, de esos que tienen unas paletitas finitas muy largas y tratando de hacerme un poco el inteligente, le digo a Belén:

-Belén, no sabes lo complicado que es fabricar esa pieza- pienso en lo complicado que debe ser fabricar esa pieza, a lo que Belén responde:

-¿Si? Yo pensaba que le decías a una máquina que lo haga, y listo-

¿Cómo podía yo explicarle a mi amiga psicóloga todo el proceso de preparación y extrusión del aluminio? No había caso. Guardé el silencio mortal que los médicos saben manejar cuando se les muere algún paciente e inmediatamente mi cabeza se dedicó a otra cosa.

Cinco años después, otro sábado a la tarde pero en Amsterdam andaba tonteando con Hiske, la hermana de Grystje. Ella estaba trabajaba todo ese sábado así que nos fuimos con Hiske a una exposición de fotos, caminar un rato y fumar algo por ahí. Fue un lindo día, de esos típicos días de Noviembre en Amsterdam. Hago un paréntesis y cuento un poquito de lo linda que es la ciudad. Todas las ciudades de Europa se pueden clasificar en dos grupos. Las que fueron destruidas en la segunda guerra mundial y las que no. Estas últimas suelen ser hermosas, con esa mezcla de edificios ultramodernos revestidos de cristal y otros con más de mil años de antigüedad. Amsterdam es una de esas ciudades, con el plus de que tiene la misma cantidad de calles que de canales navegables y muchísimas mas bicicletas que autos.

Mientras caminábamos por una de esas callecitas encontramos un negocio que fabricaba cosas mediante impresión 3D, cosa que me da mucha curiosidad. Cuando entramos al negocio Hiske estaba maravillada de todas las cosas que se podían hacer con eso, y me pregunta si yo sabía como funcionaba. Obvio que se lo expliqué, con mi mejor acento de "quien como vos que conoce un ingeniero para que te explique cosas", a lo que ella respondió -Que loco, ¡vos les indicas a una máquina que haga algo y esta lo hace!.

Inmediata mente me acordé de Belén, y de mi inocencia al pensar que Belén no lograría entender como funcionan las cosas. Lo  que me hace pensar con la seguridad que creemos saber, aún las cosas que mejor sabemos. No me quiero hacer el filósofo, pero por un instante me puse a pensar, ¿Qué es lo que sé?, y bueno, ya lo dijo Sócrates.

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