domingo, 19 de marzo de 2017

La foto detras de la historia. Parte 16: VFL Bochum.

VFL Bochum Stadium, Bochum, 3 de Marzo del 2017.

Una de las ideas que tenía en mi cabeza cuando me estaba mudando a Alemania era la de hacerme hincha de algún club de fútbol para ir a ver los partidos todos los fines de semana. Así es como encontré al VFL Bochum, un equipo de segunda división cuyo estadio está a diez minutos de mi departamento. Hace casi un año con unos amigos fuimos a ver el derby (el clásico) del Bochum  contra el Fortuna Düsserldorf. Todo fue aburridísimo: nadie vendía choripanes en la calle, nadie quería robarte nada, el público en las tribunas no cantaba ni tiraba papelitos y los jugadores no simulaban faltas inexistentes ni se quejaban cuando el juez de línea levantaba el banderín manifestando posición fuera de juego. Para colmo el partido terminó uno a uno. Tristísimo. Este episodio fue instantáneamente borrado del disco duro de mi cabeza para liberar espacio que podría ser utilizado en otras cosas más importantes, pero hoy volví a recordarlo cuando estaba dando vueltas por la ciudad con la bicicleta y cámara en mano. 

Lo primero que me llamó la atención fue la cantidad de policías. Había miles, literalmente hablando. Por la cantidad de personas en la calle pensé que el estadio hoy iba a estar lleno, aunque no sea muy grande de todas formas. Era un hormiguero, donde cada hormiguita cumplía su función como si se coordinaran mediante algún tipo de telepatía invisible que me es imposible de percibir: la hinchada local despreciaba a los visitantes, la hinchada visitante caminaba en bloque como una falange romana impenetrable, desafiando a todo aquello que sea de Bochum, con sed de destrozar coches, incendiar almacenes, romper vidrios, patear viejitas y asustar nuños. La policía estaba en el medio. Las hormigas locales y visitante despreciaban y desafiaban a las hormigas policías, pero nadie decía ni hacía nada contra ellos son las que llevaban las armas largas y los caballos. 

Mientras me imaginaba semejante teatro, me dí cuenta de que lo único que faltaba era que del cielo aparezca una mano gigante que sostenga una lupa también gigante que a su vez concentre el haz de luz solar en un punto cercano al estadio tal que tanto los hinchas locales, los visitantes y especialmente los policías revientasen como pochoclos en aceite hervido. Me fui de mambo. En la foto van a poder ver una de las entradas al estadio. 


Nota: Para saber de qué se trata este proyecto, puedes leer la explicación aquí. 

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